17.3.06

DISIMULAD LOS SORPRENDIDOS

Es lamentable reconocerlo, pero es así: no soporto a la gente.

¿Cómo he llegado a tal conclusión? Bueno, digamos que mis numerosos ataques de sociopatía a lo largo del día me han hecho darme cuenta de ello.
Normalmente siempre es igual: estoy tranquilamente y, de repente, alguien hace algo que me saca de mis casillas. Y lo peor de todo, ese alguien ni siquiera se da cuenta de que ha hecho algo molesto. ¿Y entonces? Entonces me acuerdo de Kill Bill.
La razón es muy simple: una mujer con mala leche y katana. Yo soy igual que Uma Thurman (bueno, ya me gustaría) pero sin katana. Creo que no hay nadie que pueda hacer más aprecio al personaje de Tarantino. Quién pudiera enfundarse un mono amarillo, soltar chispas por esos ojos azules y atacar a diestro y siniestro katana en mano. Jaja, qué sanguinario. Es la forma ideal para esbozar una sonrisa en motivos de máxima tensión.
Y cuando la furia es contra recintos/lugares, siempre puedes recordar a Ralph, el personaje de los Simpsom "El duendecillo me dice que queme cosas"
En fin, todos aquellos que habeis tenido un ataque de sociopatía alguna vez me entendereis. No hace falta que sea una situación especial: puede ser algún listillo que le pida como por demás a la camarera desde detrás de la barra cuando tú llevas un cuarto de hora esperando ("cuando puedas, ponme un café") alguien que decide que si todos están callados en la biblioteca será para que a él/ella se le oiga mejor mientras hace ruidos inútiles, los que siguen sin apagar el móvil en el cine y encima contestan ("oye, llámame luego que estoy en el cine") a los que, también en el cine, no pueden dejar de hacer comentarios de todo (aunque normalmente son ellos los que no pillan nada) los que no devuelven los libros a tiempo, las abuelas que andan encadenadas de cuatro en cuatro por las aceras de un metro de ancho a dos kilómetros hora, los que van con paraguas cuando llueve pegados a las fachadas y te hacen apartarte y ponerte empapado cuando tú vas sin nada, bajo amenaza de sacarte un ojo...
Ay, quién fuera Mamba Negra con un mono amarillo y una katana...

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Poco se puede añadir a una observación tan real. Aquellos que intentamos comportarnos como personas civilizadas, coherentes con un concepto de libertad que deje espacio para la libertad del “otro” somos, precisamente, aquellos que sufrimos la opresión de la sociedad. En el mundo contemporáneo no se promueve el respeto hacia los demás, todo lo contrario, se maleduca a las personas en todos os ámbitos de la vida (deporte, trabajo, estudio, ocio, etc.) para que miren única y exclusivamente por su propio bien bajo una perspectiva monofocal. ¡Viva el pensamiento único! nos dicen nuestros maravillosos políticos, y discuten a gritos, mediante insultos y desprecios varios. En fin, es una cuestión muy compleja tanto en el análisis como en la posibilidad del cambio, así q si no queremos ser todavía más victimas será mejor que dejemos a Tarantino para nuestra evasión cinematográfica e intentemos pasar desapercibidos en esta sociedad tan agradable que nos ha tocado vivir, en ocasiones la edad media se echa de menos, verdad? jajajajajajaja

Ardaleth dijo...

... los que siguen sin apagar el móvil en el cine y encima contestan ("oye, llámame luego que estoy en el cine")

Todavía mejor son los que no sólo contestan sino que encima se ponen a hablar y no siempre en voz muy baja. ¿Para cuándo esos anuladores de cobertura en el cine, dioses?

Anónimo dijo...

¿Me dejas añadir a los viejos que tiran japos en las aceras y encima hacen "ggggrrrjjj" para coger impulso?

¡Puag, que ascoooo!

En los tranvias habia carteles que decian "prohibido escupir".

Pa que luego digan que la "joventu" de hoy no tiene educacion...

P.D. En los proximos dias, si todo va bien, habra una novedad en mi blog.

Isabel dijo...

uf, tantas cosas podría añadir...

Sacar, sacar vuestros odios y sentimientos más oscuros. Y el que esté libre de pecado...

Jajajaja (risa maligna) (ya no se ni dónde tengo la cabeza)

noviocadáver dijo...

hola,
sí, esos ataques supongo q son normales, a mí a veces me pasan en el metro y quiero matar a la gente que no se aparta en las escaleras o cosas así.La sociopatía es un hecho, al igual que los repentios ataques d buen humor y buen rollo con el mundo, que también dan de vez en cuando...

Anónimo dijo...

Sociopatía... si yo te contara... y eso que vives en una ciudad grande donde alguien puede pasar más desapercibido.
No te imaginas lo mal que están las cosas, pero lo peor es lo muy mal que van a estar. La educación -no solo en civismo básico- no está de moda. Da igual lo que hagas mientras TÚ seas el beneficiado. Da igual que aprendas, que pises a alguien para lograr algo, que no mires las consecuencias... da igual todo.

¿El único consuelo?. Pues.. que parece ser que no somos pocos a los que este asunto nos chirría y que... solo son mal educados los seres humanos. -Y nos quedan dos días-.

Por cierto, si quieres una katana yo te presto la mía. No tiene filo, pero hace que las cosas sean muuucho más divertidas. (La gente me suele mirar mal cuando digo esto).

Un saludo.

Isabel dijo...

Lo de la katana, me la apunto para mi próximo momento Kill Bill ;)

Lo único que puedo hacer es daros la razón a todos. Que cada vez la gente es más maleducada, es cierto. Y que, aunque a muchos nos moleste que así sea, somos los que no hacemos ruido... Como siempre, una pena.

Habrá que seguir creando estrategias para no sufrir (vamos, habrá que aprender a reírse, aunque a veces preferiría el método Tarantino)

Toxcatl dijo...

me pasa lo mismo que a ti, pero creo que unas diez veces por dia...

Isabel dijo...

10 veces... ¡¡Estás en mi registro!! Jaja.