31.12.06

EL TIEMPO, A VECES AMIGO DEL HOMBRE

El último día del año... Creo que las personas somos muy aficionadas a hacer recuentos, listas de tareas y objetivos. Hasta hace cosa de cuatro o cinco años yo era de esas personas que en Nochevieja pensaban qué es lo que quería conseguir en el nuevo año: más tiempo para leer, hacer algún viaje interesante, practicar deporte con más frecuencia o simplemente dejar de comerme las uñas (algo que tendría que volver a replantearme...) Por supuesto olvidaba esas promesas con rapidez, hasta hubo algún año en que las escribí en una libreta de la que nunca se volvió a saber. Las personas somos así.

Ahora ya ni siquiera eso. No digo que esto sea lo mejor, pero la cuestión es que ya no lo veo necesario. Considerando que puede ser que pasado mañana me caiga una teja en la cabeza, ¿Qué sentido tiene ponerse a pensar que quieres adelgazar un kilo al mes? Y este pensamiento, en contra a lo que pueda parecer, es realmente optimista. De hecho creo que es lo más cercano que existe a una especie de iluminación Zen, a la felicidad si me apuras y eso realmente existe. Es la certeza de que lo realmente importante es el ahora.

Este año ha habido bastantes cambios y se que el año que viene habrá más. De momento vivo en suspenso hasta ese maravilloso día 21 de enero en el que podré dormir todo lo que quiera y pasar el tiempo en lo que a mí más me guste. Después viene el Viaje con mayúsculas, y luego espero que más viajes... Y la jornada de reflexión, por supuesto. Distinto. Muy distinto. Y con ganas pero también con respeto, como creo que se deben afrontar los cambios.

Espero que el nuevo año os de tiempo para hacer todo lo que aún tenéis pendiente. Es lo mejor que se me ocurre para desearos. (Y que riáis mucho, lloréis poco a menos que sea de alegría y, sobre todo, que no perdáis nunca la capacidad de asombro)


13.12.06

NO EMPUJE SEÑORA, BAJO EN LA PRÓXIMA

Zimmer vaga sin rumbo, perdido en las palabras de un libro que nunca vio la luz, en una historia que acabó antes de empezar. En un mundo que es una sucesión de imágenes, de fotogramas, de escenas proyectadas en el vacío para un público inexistente.

Paul Giamatti esboza una sonrisa entre escéptico y maravillado ante el nuevo truco, escudriña a su interlocutor y finalmente se rinde, se deja ganar, compungido y admirado al mismo tiempo, sabiendo que pasaría horas en la oscuridad del patio de butacas.

¿Y yo? Yo me derrumbo sobre la cama, cansada, cuando al otro lado del móvil se escucha el click que acaba con la conversación, que vuelve a alejarnos y nos catapulta de nuevo a miles de kilómetros de distancia. Apoyo la cara en el hueco que deja mi brazo, y entonces lo veo, en el otro extremo de la habitación: un libro boca abajo. Sacudo la cabeza, y eso me hace salir del abismo, me obliga a ponerme en marcha de nuevo. Me pongo en pie, cruzo descalza el cuarto y cojo el libro entre mis manos. Por supuesto, no le doy la vuelta simplemente, sino que paso las hojas al azar. Nunca lo he leído, me falta tanto tiempo... Abro una página y me encuentro con esto:

"Quién iba a decirle cuando era un niño en una casa con jardín de Cartagena de Indias que acabaría 30 años después en el depósito de cadáveres de Nairobi, se para uno a pensarlo y parece increíble, pero también lo es que yo esté ahora contigo y me atreva a hablarte como si te conociera desde siempre, como si no hubiera sido prácticamente imposible que nos encontráramos. No salgo de mi asombro, me niego a salir de él, no quiero acostumbrarme, quiero vivir exactamente así el resto de mi vida, sin hacer nada ni desear nada más que lo que ya tengo ni a nadie más que a ti, agradeciendo que existas y me hayas elegido y que estés a mi lado cada mañana cuando me despierto, inmediata y carnal, no inventada, más verdadera y mía que yo mismo, haciéndome preguntas continuas, desafiándome a decir lo que he callado siempre, lo que ni recordaba, moldeada por el sufrimiento y la felicidad, frágil y sabia, deteniendo el tiempo para que duren como lentos días cada una de las horas y no empiece a remordernos la angustia del adiós"

Vuelvo a dejarlo en el estante. De nuevo, una vez más, las palabras conjuraron a los fantasmas.

20.11.06

DE UNA MENTE ACOSTUMBRADA A SUFRIR

Rodeo las piernas con los brazos, apoyo la cara sobre mis rodillas y cierro los ojos.

Él tiene razón. Como siempre. No se tratar a las personas.

Se que podría excusarme con millones de argumentos. Podría hablar horas y horas de mis circunstancias y yo, de toda la gente con la que me encontré a lo largo de los años, todas las situaciones y momentos que me llevaron hasta este punto. Pero qué más da. Eso ahora no tiene ningún interés.

Me levanto de la cama. Ando descalza hacia la ventana y me quedo allí parada, apoyando la nariz en el cristal. Me gusta lo que veo: el río, el puente iluminado, las torres... Una mano recorre mi mejilla y eso me hace esbozar una sonrisa, aunque ni eso ni el espectáculo más allá del cristal de la ventana me hacen sentir bien del todo.

Hay gente que hemos nacido para ser diferentes.

13.11.06

¿QUÉ SERÁ LO PRÓXIMO?

Si tengo que tomar una decisión, por favor, dame cinco opciones.

Tacharé las opciones que llevan la palabra "nunca" y la palabra "siempre". Como todos sabemos, esas afirmaciones no pueden ser reales.

Dejaré como ciertas las frases que contienen un "puede", "suele" o que me dan un ejemplo raro, con sus cifras y sus porcentajes. Normalmente suelen estar cogidas de algún sitio literalmente, como quien recita algo de corrido, por lo que acostumbran a ser ciertas.

Mi mente se está convirtiendo en un enorme cajón de opciones falsas, correctas e impugnables. Pregúntame algo, lo que sea: dónde quiero ir, qué es lo que quiero comer hoy, cómo me siento... Hazlo, pero acompaña tu pregunta de cinco opciones:

1. Puede que me sienta feliz.
2. El 73.5% del tiempo me encuentro moderadamente feliz, con un riesgo relativo de tristeza del 1.3 (intervalos de confianza 0.8-2.7, con una p<0.05)
3. Me encuentro como aquel 3 de mayo del 2001 cuando lucía el sol, los pájaros cantaban y las nubes se levantaban, en el que una enorme sonrisa llenaba mi rostro.
4. Nunca me había sentido más feliz.
5. La prueba más fiable para descubrir el grado de felicidad es hacerme un ecodoppler y ver si la sangre todavía fluye.

Esto está creando un daño neuronal irreversible...

2.11.06

INTIMIDAD

Barcelona me recibe siempre con los brazos abiertos, me espera, aguarda a que llegue rendida y consigue recuperarme. En sus calles me he encontrado mil veces, intercambiando conversaciones con amigos casi olvidados en paseos eternos y descubriendo nuevos rincones que añadir a la lista de los lugares a los que tendré que volver en la próxima visita.

Me gustaría volver a esa habitación de hotel, donde las mañanas me arrancaban una sonrisa y los besos las ganas de no levantarme nunca. Salía al balcón y la plaza me daba los buenos días, mientras podía sentir el viento que venía del puerto y que se había llevado la niebla que, durante la noche, había cubierto los edificios casi por completo.

Me encantaría regresar a aquella taberna, a escuchar a Jorge y al Señor Auster hablar de antiguas anécdotas de tiempos que les parecen remotos, riéndose y contagiándome su alegría.

Regresar delante de la Bailarina de Gargallo, dar vueltas alrededor del cristal que me separa de ella, observando sus recovecos y vacíos, reconociendo al autor en cada linea, en cada espacio, para encontrar los ojos de Maite al otro lado del expositor, buscando lo mismo que yo, con la misma sonrisa que debía existir en mis labios.

Sería fantástico poder volver al piso de Alba y Puskar, escucharles hablar durante horas de sitios y lugares cotidianos para ellos, viendo fotos tomadas en el otro extremo del planeta, fotos de rostros que se hacen familiares con cada una de sus palabras.

Querría estar allí... Pero éste es mi sitio. A fin de cuentas, siempre es algo pasajero.

25.10.06

DOBLE V

Escoge una banda/grupo favorito, y responde solo con títulos de sus canciones. Escoge 5 personas para que sigan el test, sin olvidar avisarles que han sido elegidos.

Cuestionario hecho por: Mae
Nominado por: Pluma Roja.
Banda o grupo elegido: Violadores del Verso . (Ya que llevo usando sus frases desde hace un año para encabezar las entradas de este blog, me parecía lo mínimo. Además POR FIN sacan nuevo disco de estudio el próximo día 2 de noviembre después de 4 años, así que... Ando emocionada con el maxi como adelanto)

[Bueno, tengo que decir que no todos son títulos de canciones. Más que nada porque los títulos de hip-hop no suelen tener NADA que ver con la letra, así que en algún caso me he quedado con una estrofa. Vale, soy una tramposa, lo reconozco... Pero es que así queda más bonito.]

¿Eres hombre o mujer? Ni más ni menos.
Descríbete: Blancos y negros, yo vine a ser gris. (También tengo un cerebro cascado y un gatillo atascado, y así ni me aburro ni me enfado)
Qué sienten las personas acerca de ti: Tú y tus historias.
Cómo describirías tu anterior relación sentimental: Vicios y virtudes.
Describe tu actual relación con tu novio(a) o pretendiente: No le temo al fuego pero sí a las cenizas.
Dónde quisieras estar ahora: Zaragoza Ciudad.
Cómo eres respecto al amor: Ninguna mujer tiene dueño.
Cómo es tu vida: No esperaba menos.
Qué pedirías si tuvieras un solo deseo: ¡Pido días largos suficientemente buenos!
Escribe una cita o frase sabia: Nada es tan urgente, nada tan importante, nada merece más la pena que el instante que tenemos delante, y el siguiente y la oportunidad de hacerlos diferentes.
Ahora despídete: No quiero rallarte.
Nominando a: Ummm, bueno, me decanto por Ardaleth (mi glan maestla nunca falta), Inmita (a ver si así resucitas), mae (mi tocaya), Señor Chow (no he podido evitarlo... Otra vez) y Jerseygirl (buscando otra resurrección). No os canseis.
"Muchos para ganarse el respeto juegan a odiarse y a esconderse,
y eso es engañarse"
Lírico con Nach, Pateando Amberes

23.10.06

NADIE NACE LOCO

Le veo llegar mojado, jadeante, haciendo ruido para no romper la tradición. Cruza unas palabras con la chica de al lado, unas palabras que llegan hasta mis oídos perfectamente nítidas, sin preocuparse del silencio que, se supone, deberían respetar:

- ¿Está lloviendo?
- Sí, mucho.

Pesadamente se deja caer unas sillas por delante de mí, todavía respirando con dificultad. Se quita el chubasquero, extendiéndolo en la silla de al lado. Y después, ¿Qué es lo que hace? Se ha levantado de golpe y mueve el flexo de la mesa de detrás, lo retuerce, suena el chasquido del metal y parece decidir que esa no es la manera, deteniéndose unos instantes. Pero vuelve a la carga. De nuevo lo coge con ambas manos, coloca el soporte en una situación casi inverosímil y, finalmente, enciende la luz. Satisfecho mira su obra y otra vez se deja caer en la silla, acodándose sobre los apuntes para empezar a estudiar.

Atónita unos metros más allá me lo quedo mirando. No lo entiendo. El flexo no le ilumina, no consigue ver más ni mejor. La lámpara retorcida sobre su eje, iluminando a la nada me desconcierta. Pero de repente me doy cuenta: enfoca al chubasquero empapado, tendido en la silla contigua.

Hay que ser gilipollas.

15.10.06

VIVIR PARA CONTARLO

El viento se cuela por las rendijas, lo hace entre las persianas cerradas, arrastrando vasos, papeles y bolsas. También se desliza por las mangas de mi chaqueta, lo hace por debajo del pañuelo que llevo al cuello, lanzándome el pelo a la cara, impidiéndome ver. No me molesta, estoy acostumbrada a él. Ya ni siquiera hago esfuerzos por apartarlo, se que hay cosas contra las que es imposible luchar. Y el viento es una de ellas.

Me gusta que esté conmigo cuando ando por las calles en noches como ésta, sola, sin ninguna compañía más que el entretenimiento de oirlo silbar a mi alrededor, empujándome hacia mi destino o llevándome la contraria. Me encanta escucharlo, del mismo modo que me gusta el sonido de mis pies sobre la acera desierta, uno detrás de otro, golpeando el asfalto rítmicamente, resonando en el silencio de la ciudad dormida.

Escucho otros pasos, muy tenues al principio, pero cada vez más fuertes. Son algo más pesados que los míos, van más despacio, pero pronto nos encontraremos. Cruzo los brazos con más fuerza alrededor de mi pecho, acelero un poco más, dispuesta a alejarme rápidamente de allí, buscando continuar con la soledad que me había llevado hasta ese punto. Sin embargo calculo mal y lo único que consigo es precipitar el momento del encuentro, llegando a la esquina en el mismo momento en que lo hace el desconocido.

Un cruce de miradas, un movimiento leve, lo justo para no chocarnos y seguir adelante. El roce de su chaqueta y la mía, el viento cortándose a nuestro paso.

Unos ojos. Una mirada compartida una milésima de segundo.

Sin detenerme, vuelvo la cabeza, buscando al desconocido antes de que se sumerja en la noche, antes de que el viento vuelva a llevarse el sonido de sus pasos. Le encuentro, y él a mí. Nos miramos casi de reojo, y al enfrentarme a él de nuevo tuerzo la cabeza con rapidez, vergonzosa. Encojo el cuello, me abrazo para no tener frío y acelero un poco más, deseando llegar a casa.

El mundo podría cambiar en cualquier instante.

10.10.06

Asomo apenas la nariz, me estiro para que no se vea nada más.

No, parece que no...

Adelanto un pie, luego el otro. Mi mano se apoya en el borde, mis pupilas se dilatan para aprovechar la luz.

No, es cierto...

Me atrevo a salir del todo. Sonrío. Estoy sola.

Soy yo.

5.7.06

COMPETICIÓN

Se que he estado más tiempo del normal sin publicar. Todo tiene una explicación.

Como siempre, pensé en ofreceros algo que os hiciera sonreír un poco: alguna anécdota, una historia de esas que siempre me pasan... Ávidamente busqué a mi alrededor: cogía el autobús y miraba a los que me rodeaban. Iba al gimnasio y montada en la bicicleta estática no perdía detalle. Entraba a una tienda y rezaba para que me sucediese algo con lo que poder escribir un nuevo post...

Todo en vano.

Mis días son grises, anodinos, terriblemente aburridos. Convertirme de la noche a la mañana en opositora no ha hecho sino empeorar las cosas. Estoy cambiando. Ahora siento que todos me vigilan, que la gente acecha mis movimientos, que espía cada hoja que paso, cada tema que dejo atrás. Me siento en la biblioteca en la primera fila, de cara a la pared, aislada del mundo. Cuando llego no hay nadie, estoy sola. De repente, escucho un ruido a mis espaldas. Como si fuesen setas han aparecido detrás de mí hasta cuatro antiguos compañeros, todos ellos con mis mismos libros de preparación, cada uno en su mesa. Me miran.

No son paranoias mías. Cada uno me observa desde detrás de sus apuntes, y lo hacen con una mirada inquisidora, calibrando mis opciones y las suyas, mirando sucesivamente mi cabeza y el tema por el que voy estudiando.

Miran disimuladamente el reloj cuando me voy, contentos de que me marche antes que ellos, dándoles unas horas de ventaja. Tuercen el ceño contrariados cuando, al llegar, se dan cuenta de que ya estoy allí. Controlan todos mis movimientos, hacen ruido con los bolis para que no me pueda concentrar, avanzan más deprisa que yo para desmotivarme...

¿¿Cómo quereis que me suceda algo agradable en este estado??

Pero he llegado a casa y algo me ha hecho sonreír. Era la siguiente cita, que he corrido a pegar en un posit delante de mis ojos:


Para el que no entienda mi letra:

"Las oposiciones son el más sangriento espectáculo nacional después de los toros"
Gregorio Marañón.

Y no: el que lo haya pegado encima de El Guernica, no es una coincidencia.

26.6.06

NO ME ODIAIS A MÍ, ODIAIS A VUESTRA IMPOTENCIA

Me gustan las tiendas de chinos. Sí, ya se, son un antro de mafiosos ilegales, alimañas que se les hace la boca agua mientras observan mis riñones, dispuestos a saltar sobre mí y convertirme en trocitos de Mae desperdigando mis órganos por media China. Lo se, lo se, pero sigo pensando que cuando quieres encontrar algo, vete a un chino.

El caso es que hoy se me ha metido en la cabeza que necesito una agenda. ¿A estas alturas de año? Pues sí, a estas alturas, y por supuesto era un problema que debía solucionar YA mismo.

Valiente para unos, inconsciente para otros, he entrado en el Todo a Cien de debajo de mi casa. Decidida, he ido hasta el estante de las agendas, en uno de los cincuenta pasillos que debe de tener la tienda (y por primera vez, y sin que sirva de precedente, no exagero) Rebuscaba entre el montón cuando, de repente, he oído algo en el pasillo de al lado.

Señora: Oye tú, ¿tienes bolsas frigoríficas?
Silencio.
Señora: ¡Que si tienes bolsas frigoríficas! Como una nevera.
Chino: Ah, nevela.
Se había escuchado un ruido de pasos.
Señora: No, no, una nevera no.
Chino: Nevela.
Señora: No quiero una nevera. Es como eso pero chafado.
Chino: Nevela.
Señora perdiendo la paciencia: No entiendes nada.

La señora ha pasado por mi lado, enfadada, seguida por el chino, que había permaneciendo serio a mi lado. Poco tiempo había durado allí, pues al medio segundo ya tenía compañía: una abuelilla se le había acercado, arrastrando los pies:

Abuelilla: Perdona, ¿tienes metros de costurera?
Silencio.
Abuelilla: Un metro. Un metro de medir.
Chino: Ah, metlo.
Se había acercado a un estante y había extraído una vara larga de madera, que resultó ser un metro.
Abuelilla: No, no, lo mismo pero en blando.
Chino: Metlo.
Abuelilla. Blan-do. Y que se enrolla y se queda metido en una cajita.
Chino, asintiendo con la cabeza y moviendo el metro de madera: Metlo.

La abuelilla había hecho un gesto con la mano y se había marchado, dejando al chino plantado con la vara. Yo también había acabado, marchándome.

Y cuando me iba, oí un chasquido repetido a mis espaldas. Ahí estaba el chino, andando frenéticamente por el pasillo, arriba y abajo. Golpeaba los estantes con la vara.

15.6.06

UN GRAN PLAN B ES COSA DE POCOS MINUTOS

Aburrida, miraba el correo electrónico. Alargaba el momento de volver a la biblioteca pero empezaban a acabarse las excusas. Ya me iba a marchar cuando he visto uno de los correos de Bookcrossing. Últimamente los borro sin leer, qué le voy a hacer si todos los libros que se liberan en esta ciudad son en el Albergue Municipal (alguien debería decírselo a El Negro, a ver si así se entretiene)

El caso es que, esta vez, lo he leído. Y menuda sorpresa: cuatro horas antes habían liberado un libro en el Paraninfo, en una de sus estatuas. El sitio no está lejos de mi casa, y hacía tanto que no cazaba un libro... El mundo de las anemias podía esperar un poco, había decidido, contenta.

El Paraninfo es la antigua facultad de Medicina de la ciudad. Cuatro estatuas protegen la entrada, en lo alto de la escalinata. Nada más llegar, y mientras subía las escaleras, he podido ver el libro: reposaba a los pies de Miguel Servet. Rápidamente, he maquinado un plan: me acercaría como quien va a entrar al edificio y, cuando pasase por su lado, estiraría la mano y cogería el libro.

Decidida, me he aproximado hacia la estatua. La Plaza Aragón, llena de gente como siempre, iba quedando a mis pies, hasta que finalmente he llegado al lugar indicado. Como quien no quiere la cosa he estirado la mano...

¿Por qué no soy más alta?

El libro quedaba a milímetros de mi mano, incluso si me ponía de puntillas podía rozar sus páginas con la punta del dedo, pero nada más. Contrariada, me había parado a los pies de la estatua. Que no iba a dejar el libro allí estaba claro, pero tenía que haber otro modo.

Ni corta ni perezosa, apoyando mis pies en el pedestal y agarrándome fuertemente a la base de la estatua, me había colgado a Miguel Servet, consiguiendo el libro. Misión cumplida.

Por supuesto, cuando me he vuelto, lo primero que he visto ha sido a un señor que me miraba con los ojos como platos, sin duda pensando que estaba loca.

"¿Y qué quiere que yo le haga- me hubiese gustado decirle,- si a mí lo que me gusta es leer?"



12.6.06

LO QUE CONGELA EL MERCURIO

Bella estampa dominical: mi abuelo sentado en su sillón, mi abuela trasteando en la cocina, mi hermana tumbada en el sofá y yo sentada a su lado. En la tele alternábamos a Nadal (al que yo quería ver) con uno de los múltiples partidos del mundial (al que mi hermana no estaba dispuesta a renunciar) hasta llegar a confundir los saques de banda con las dobles faltas. Todo era plácido. No sabíamos lo que nos venía encima...

En el salón aparece mi abuela:

- Hijas, ¿podríais mirar el mando del aire acondicionado?Es que no funciona.

Lo miramos. El mando tiene la pantalla apagada, así que tras toquetear unos cuantos botones llegamos a la conclusión de que es problema de la pila. Pero, ¿dónde estaba la pila? Imposible encontrarla. Al final, tras apretar varias veces la tapa, mi hermana consigue encender el mando, momento que aprovecha para encender el aparato: una ráfaga de aire frío nos acaricia en esa cálida tarde.

- ¡Ya funciona!- exclama mi hermana feliz, mientras le devuelve el mando a mi abuela.

Craso error.

Después de un minuto funcionando el aire a toda pastilla, y ya casi congelados mientras Nadal corría sudando la gota gorda, decidimos apagar el aire. Ilusas. El mando volvía a estar apagado. Pero esta vez no había forma de encenderlo.

- ¡Pero niñas! ¡Apagad el aire! ¿Queréis que muera de una pulmonía o qué?- gritaba mi abuelo mientras saltaba del sillón.

- Quitad la pila y así igual se apaga...- decía mi abuela, en un alarde de conocimientos sobre electricidad.

Pero nada, ni a la de tres. El mando no se encendía. Por mi mente empezaron a pasar imágenes de Viven, gente congelada conservada durante millones de años, películas en las que al protagonista lo encierran en la cámara frigorífica de la charcutería... En el salón seguía bajando la temperatura por momentos y nosotras con un ataque de risa, mientras que Nadal seguía jugando, ajeno a nuestro sufrimiento.

De repente, se me ocurrió coger el mando.

Fijamente lo había mirado, pensando en todo lo que había aprendido a lo largo de los años.

Y, finalmente, le di un golpe contra la mesa.

El mando se encendió el tiempo justo para poder apagar el aire, mientras todos suspirábamos aliviados: "Solución a la española" dije yo entonces, entre risas.

El aire acondicionado es una trampa mortal.


6.6.06

ES UN REMEDIO Y NO UNA ENFERMEDAD LO QUE CONTAGIO

Delante de mi casa, en una pequeña plazuela, vivían los mendigos.

Llevaban allí más de un año, tiempo en el que la plaza había pasado de ser un lugar verde y agradable a un auténtico vertedero: el césped había desaparecido, los cartones de vino se extendían por doquier y el olor era insoportable.

Yo pasaba por allí todos los días, varias veces, siempre con el miedo metido en el cuerpo al ver cómo el grupo iba creciendo. Empezaron siendo media docena, y al final ya eran casi veinte los mendigos que, agrupados, dejaban pasar allí los días. En los últimos tiempos habían comenzado las peleas, los gritos, y a aparecer la Cruz Roja y la policía más de lo normal. La culpable, La Loca, la única señora en todo el grupo: pequeña, gorda, desdentada y con los pelos sobre la cara, lanzaba improperios a unos y a otros, mientras los demás permanecían callados, endormiscados por el alcohol.

De repente, hace cosa de una semana, desaparecieron. De la noche a la mañana se esfumaron y la plazuela se despertó abandonada y silenciosa, como ya casi no podía recordarla.

Sin embargo, no todos se fueron. Tres permanecieron allí, quién sabe si olvidados, perdidos o desterrados.

Uno de ellos duerme constantemente, tapado con una alfombra raída, ajeno al tráfico a su alrededor. Otro anda sin parar, de arriba a abajo, las manos sucias y el rostro surcado de arrugas. Y el tercero... El tercero es El Negro.

El Negro se sienta al lado del semáforo y allí da conversación a todo el que pasa. Te saluda, te pide amablemente tabaco, o dinero, o simplemente te comenta algo que en ese momento pasa por su cabeza. Pero lo más increíble, es que parece feliz. Que de haber podido elegir entre todos los lugares del mundo, se hubiese quedado con ese.

Lo miro y pienso: ¿Le olvidaron los demás en su partida, o se quedó él? En ocasiones nos quedamos tan solos, tan perdidos... Aunque a veces es mejor caer en el olvido.


3.6.06

SI NO ME ACUERDO DE LO QUE HICE EN MI ÚLTIMO VERANO

Después de aceptar la invitación de Vitore para hacer mis recomendaciones veraniegas, me he dado cuenta de que era un terrible error: ¿Cómo elegir sólo un libro, un cd de música y una película? Imposible. Absolutamente imposible.

Se que en cuanto publique este post se me ocurrirán muchos otros nombres, pero ya no puedo seguir pensando. Muchos han quedado en la cuneta, la selección ha sido dura para poder ofreceros algo variado, al menos para que cada uno pueda tomar nota de algo. No se si lo habré conseguido. Juzguen por sí mismos.


LEÓN BOCANEGRA, Alberto Vázquez-Figueroa

Hay veces que nuestra vida depende de la huida. De correr, de escapar a través de lugares extraños con un único objetivo: ser dueños de uno mismo.

León Bocanegra recorre África de arriba a abajo, y lo hace como sólo he podido encontrar en los libros de Vázquez-Figueroa: sencillo, agradable... Pero al mismo tiempo transportándote a tiempos y lugares remotos: sólo con él la arena del Sáhara quema bajo tus pies. Sólo entre sus páginas sientes la opresión de la salina. Únicamente entre sus hojas, sabrás lo mucho que un hombre puede anhelar la libertad perdida.

Para mí, uno de los pocos escritores que no ha olvidado que el cometido del escritor, es contar una historia.


THE MISEDUCATION OF LAURYN HILL, Lauryn Hill

La voz de Lauryn llega hasta ti como un susurro lejano y poco a poco cobra fuerza, se extiende y te sumerge en esos ojos negros que, solitarios, se interrogan en el espejo. Desde los ecos de los corredores del colegio, los niños intuyen la vida, y ella la teje entre sus canciones, una historia mil veces contada pero que, no por eso, deja de ser más bella.

Me he perdido mil veces entre sus notas, con una canción para cada momento, una voz que narra la tristeza y la alegría sin mentir, surgiendo del silencio. Para mí, una canción sobre todas las demás: To Zion. Un lamento alegre que crece, un nuevo grito que nace.



HERO (Ying xiong), de Zhang Yimou

Cuando el cine es concebido como obra de arte, como simple y pura belleza, aparece algo así. Cuando fui al cine a verla, pensaba que vería otra película de artes marciales como Tigre y Dragón. Cuando salí, algo había cambiado.

Hero es, como pone en una de las columnas de este blog, la estética llevada a la pantalla. La belleza del color, de la historia (de cada una de ellas) cuidada hasta el más mínimo detalle. Cada gesto, cada palabra que no se dice, cada pedazo de tela, guarda la esencia de su mensaje. Un mensaje que, muchas veces, está allí desde el principio, pero que somos incapaces de ver.


(Y como podeis ver, pese a todo, no tengo la original. Así que si alguno se siente generoso...)

Estas son mis tres recomendaciones. Dispares entre sí pero con un punto en común: los momentos que yo he disfrutado con cada una de ellas. Por eso las elegí.

Y como esto va de pasarlo a otra persona, va para Chamaruco, Carlos (Sr. Chow) y Toxcatl. No me hagais quedar mal.


30.5.06

LA VIEJA BÚSQUEDA, LA NUEVA PRUEBA

El otro día fue la graduación de mi hermana. La verdad es que es curioso: cuando yo acabé el instituto, nos regalaron un boli en el patio, durante el recreo. Y ya nos pareció mucho...
Pero claro, yo por aquel entonces vivía en uno de esos pueblos de la provincia de Huesca olvidados del mundo y de sí mismos. Mi hermana está en un lugar distinto, un mundo diferente, incluso. Ella tiene más clase, más "glamour" como decimos para cachondearnos de ella, aunque yo realmente lo pienso. Así que su colegio nos obsequió con una ceremonia de tres horas de duración enfundados en nuestras mejores galas (mi madre se empeñó en que nos vistiésemos como si fuésemos de boda... Sin comentarios)
Debo reconocer que no me aburrí tanto como pensaba en un principio. Cierto es que todo el mundo dio su discurso, poco más y sale hasta el conserje, que subieron uno por uno a ponerse su banda y a recoger el diploma (una pijada más de la tarde, mientras mi madre me decía la ilusión que le hubiese hecho que yo hubiese tenido un acto parecido) Pero también hubo momentos simpáticos, fotos de cuando eran pequeños... Lo cierto es que llegué a envidiar a todos esos profesores que los conocían desde hacía años, agradables, cariñosos, que sentían que acabasen el colegio. De mis profesores... Mejor otro post, porque lo requieren.
Sólo una cosa a añadir, una pequeña objeción: entre todos esos discursos tremendistas sobre lo dura que era la vida, las decisiones a tomar, la gente que dejaría de estar a tu lado... No es justo. Si yo hubiese estado allí arriba, me hubiese gustado decirles, a mi hermana y a sus amigos:
La vida es todo lo que teneis. Habrá momentos buenos y malos, pero siempre podreis seguir hacia delante. Vivirla cada segundo, no malgasteis ni uno solo, porque no vuelven. La gente irá cambiando, pero los realmente importantes, permanecerán a vuestro lado. A la vida no hay que tenerle miedo: hay que tenerle ganas. Sólo amando a la vida, seremos capaces de entenderla. Entender que el trabajo es fundamental, pero que, muchas veces, la casualidad puede cambiarlo todo. ¿Inestable? No, al contrario. Apasionante.
Como cuenta un Koan:
"Durante uno de sus sermones, el maestro Chan Yun Men dijo a la asamblea:
- No os pregunto cómo sois justo antes de la noche de la luna llena. Quiero saber cómo sois tras el decimoquinto mes.
La asamblea no tuvo nada que responder al maestro. Momentos después, Yun Men se respondió a sí mismo:
- Cada día es un buen día"

24.5.06

LO SIENTO, BUSCADORES DE CERTEZAS

Hoy era el cumpleaños de mi tía. La verdad es que no se cuántos cumplía: llegados a una edad es mejor no preguntar.
Así que allí hemos ido, mi hermana y yo, compañeras de aventuras, a comer con ella. Tras dos horas explicándonos los sitios posibles, para ver cuál nos gustaba más, hemos ido a dónde ella quería. Como era de esperar.
Mi tía es un personaje curioso. Podríamos resumir su vida en dos grandes pasiones: la comida y lamentarse de sí misma. La conversación nunca saldrá de los límites marcados por la última receta de Arguiñano y por lo desgaciada que es. Aunque quieras, no existe escapatoria.
No es de extrañar, por tanto, que en el restaurante no le haya hecho mucho caso...
En la mesa de al lado había un grupo de albañiles. Rojos, casi congestionados, pedían alegremente pacharanes y le tocaban los monfletes a la camarera a la hora de pagar, todo muy masculino y español. Uno de ellos, el más joven, sonreía a medias, callado, mientras el resto seguían agitando la botella de tinto, apurándola. Parece ser que en la gran mayoría de los muertos por accidentes de trabajo la tasa de alcoholemia es alta... Qué tontería.
Mi tía, en ese momento, ofrecía su plato a mi hermana. "¡No quiero!" se resistía ella, perdiendo los estribos tras insistirle por décima vez. "Sí hombre, sí. Mira, hacemos un cambio de platos y ya está, así lo pruebas." Mi tía había sustituído su tostada por los espaguetis de mi hermana.
En la mesa del fondo, un hombre delgado y serio estaba a punto de probar el vino. Seriamente cogía la copa, la acercaba a una nariz larga y afilada, olía, y probaba un poco. "Un auténtico enólogo" había pensado yo, emocionada, recordando Entre Copas. Mi ilusión se desvanecía segundos después, tras verle trajinarse una botella a él solito a medida que le subían los colores.
En ese intervalo de tiempo, y como quien no quiere la cosa, mi tía se había zampado todos los espaguetis. Por supuesto, mi hermana no había probado bocado. "Qué malo es tener que comer todo a la plancha y sin sal, hijas, - se lamentaba mi tía.- Ni comer una puede" decía, mientras rebañaba el plato.
En la mesa de delante se había sentado la Ally McBeal española: maletín, traje de chaqueta y una agenda más grande que ella. Cincuenta años, eso sí, cargada de oro y de unos kilos de más. Hablaba por el móvil y comía la verdura con afectación. Si hubiese sido caviar, ni me lo imagino.
"De postre... Tarta de chocolate,- pedía mi tía en esos momentos.- Total... Un día es un día" y reía alegremente, como esas personas que creen que te engañan cuando las únicas engañadas son ellas.
Así que no pude más que mirar al fondo, hacia el lugar que había ocupado el enólogo. Estaba vacío, pero la lámpara se movía peligrosamente. Parece ser que, alguien, no había calculado muy bien las distancias.

18.5.06

SÓLO ME ROBAN PROTAGONISMO BODAS DE INFANTAS

Mayo: mes de comuniones... Y de bodas.

Que llegue el buen tiempo, y que las iglesias se llenen de gente, son todo uno (gente de menos de 80 años, se entiende) ¿Y las alergias? Parece ser que los comulgantes y las novias están inmunizados al polen. Si no, resulta incomprensible.
Reconoceremos una boda por varias cosas: nos cruzaremos por la acera con señores vestidos con traje oscuro bajo un sol de justicia y señoras en vestidos de tirantes, preferiblemente con blondas y/o lazos, cuando el termómetro apenas llegue a los 20 grados. No podremos pasar a la altura de la iglesia entre una muchedumbre alborozada que no se aparta o estaremos a punto de rompernos la crisma con los miles de granos de arroz que tapizan el suelo.
Y por si todavía no nos habíamos dado cuenta, siempre estará el coche (forrado de papel higiénico, lleno de globos o arrastrando latas) para que no nos pase desapercibido.
¿Se nota que no me gustan las bodas?
Mis experiencias han sido pocas, pero intensas. Como aquella boda en la que la hermana de la novia se empeñó en cantar una canción compuesta por ella misma, con lo que allí se lanzó, a destrozar el adaggio de Albinoni con un "Que yaa se haan casaaaadooooo" ante el cual tuvimos que taparnos la boca mi hermana y yo para que no se nos viera reír, mientras que apenas tres filas por delante la novia lloraba a moco tendido, quién sabe si emocionada o desconsolada por el ridículo de su familiar.
O aquella otra en la que me tocó compartir mesa con mi tía, que pasó toda la cena gritando a una velocidad de un "¡Vivan los padrinos!" cada veinte segundos, asombrada de que nadie la secundase.
O esa ocasión en la que al abuelo del novio sólo se le ocurrió aparecer con una corbata con el dibujo del metro de Londres y se negó a cambiársela, por el método de la pataleta, por otra más apropiada para las fotos del album.
Reconozcámoslo: las bodas son cutres. La gente que va a las bodas van a divertirse en plan hortera, a costa de unos novios a los que apenas conocen, pero gracias a los cuales esa noche se pondrán las botas. Se va a las bodas a comentar el vestido de los demás, y por las copas gratis ( y porque ya te has dejado un pico en el regalo y, claro, hay que amortizarlo, aunque en un mes no vuelvas a abrocharte el pantalón)
Pero no todo es negativo... Por eso me quedo con uno de los momentos de mi última boda: una noche fresca veraniega, entre las montañas que conforman el valle andorrano. Fuegos artificiales, y alguien cantando de fondo. Sí, ella de nuevo. La hermana de la novia quería seguir destrozando canciones.

13.5.06

RECOMIENDO A DA VINCI, NO A DI CAPRIO


El otro día tuve la oportunidad de darme una vuelta por el Prado: acababa de dormir en un hotel de 4 estrellas enfrente de el Reina Sofía, hacía sol, la temperatura era agradable y debía sobreponerme del trauma que me suponía estar de vuelta después de 8 días en mi Istanbul.

Como buena madrugadora allí estaba, en la puerta, quince minutos antes de la hora de apertura. Conmigo, tres chicos ingleses y una pareja indeterminada, así que me entretuve leyendo el 20 Minutos y sus noticias sobre Espe (qué gran filón nos hemos perdido en Zaragoza)

Cuando por fin puedo entrar, me encuentro con el detector de metales y los rayos x para que me examinen el bolso. Paso feliz como una perdiz y me voy a lo que más me interesaba: las Pinturas Negras de Goya.

Ver ciertos cuadros sola es impagable: Los Fusilamientos, Saturno devorando a sus hijos, y todas esas joyas que nos dejó Goya cuando el pobre ya estaba hecho polvo. Entre ellas el Perro Semihundido, que me encanta, casi tanto como debía gustarle a Saura para que le inspirase tanto.
Y tan sola... De hecho hasta los vigilantes me habían dejado allí, no debía preocuparles mi aspecto. Curioso. Muy curioso. Si hubiese visto más películas de ladrones de cuadros me hubiera metido alguno en el bolso.
La cuestión es que me entraron remordimientos de conciencia, así que me dirigí hacia las salas de las Meninas. Los gritos de los turistas me guiaron hasta allí, así que durante un rato estuve escuchando la explicación del cuadro en inglés, francés, italiano, alemán, japonés, acompañado del run-run de las audioguías. Y de nuevo ni un vigilante cerca, qué confiados los madrileños. Y qué abandonado mi amigo Goya, y todos los demás cuadros del museo.
Sólo había gente en esa sala. Me pregunto cómo lo harían, algún tipo de teletransporte que escapa a mi comprensión. Una de las mejores pinacotecas del mundo, y la gente viendo un solo cuadro. Cuatro despistados habían descubierto El Jardín de las Delicias en la planta baja, y un señor a mi lado había gritado, de repente, en una de las salas de Goya: "¡Fíjate que hay aquí!" Señalando a la Maja Desnuda, único espectador del cuadro. El Triunfo de la Muerte, el cual estuve buscándolo por todo el museo, lo encontré en la misma sala que el cuadro de el Bosco, así que no tuve que preocuparme: lo tuve sólo para mí.
La verdad es que somos unos borregos.

30.4.06

VEINTE TE MIRAN MAL

Cuando el partido no acompaña, lo cual suele pasar a menudo, me entretengo mirando a mis compañeros de grada.
La gente de mi grada es curiosa: a la izquierda tenemos a La Gorda, que es de la familia de Los Guarros. Son unos nombres totalmente descriptivos: la señora en cuestión ocupa casi dos asientos (se rumorea que Solans quiere hacerle pagar doble) y además debe padecer daltonismo, por su maravillosa capacidad de combinar colores. En cuanto a su familia, no debe de haberse enterado de que el suelo existe para pisar sobre él, no para lanzar basura.
Delante tenemos al Abuelo Melón: setenta años, rubio, y un grito insistente en sus labios: "¡Melónnnn! ¡Que eres un Melónnnnn!" Acompañado del padre de Juanito Calvicie, rebautizado como Disco Rallado (el hombre todavía no ha descubierto que con una vez que insulte es suficiente: no hace falta repetirlo veinte veces seguidas)
Sentado a nuestro lado está El Hombre del Puro o Amor de Madre. Se le pueden atribuir dos méritos: conseguir que un puro dure exactamente 90 minutos y lucir el tatuaje más cutre que he visto nunca.
Completan el conjunto Las Divinas de la fila de atrás, La Abuela (mundialmente famosa desde que Robinson la sacara gritando en El Día Después) y Barragán.
Pero hoy no quería hablar de ellos. Hoy quería hablar de Pozo sin Fondo.
Pozo sin Fondo se sienta justo en la primera fila, delante de nosotras. Viene al fútbol con sus tíos y su primo, con el que no congenia demasiado (todo esto son suposiciones nuestras, la verdad, pero no por eso dejan de ser creíbles) Pozo sin Fondo es un niño regordete, de unos 13 años, un poco cortico y, todo sea dicho, bastante asqueroso: se pasa los 90 minutos del partido comiendo (de ahí su nombre) Sus favoritos son los panchitos naranja fosforito, los que te dejan perdido, los cuales se zampa metiéndose los dedos hasta los nudillos, mientras te mira fijamente con la cabeza vuelta hacia atrás y los restos de la comida cayéndole por el chándal. MUY asqueroso.
Ante este espectáculo, lo único que podíamos hacer mi hermana y yo era mirarnos disimuladamente, entre la risa y las náuseas. La verdad es que Pozo sin Fondo nos resultaba bastante odioso, y entendíamos al primo de su misma edad, obligado a cargar con aquel niño gordo panchitos en mano.
Todo eso cambió hace unas jornadas.
Aquel día, no fueron los tíos de Pozo sin Fondo, en cuyo lugar vinieron dos amigos del primo, tan maquis como él. Durante 90 minutos, tuvimos que ver cómo los tres hacían de menos, ignoraban, insultaban y humillaban a Pozo sin Fondo, el cual sólo acertaba a balbucear quejas, que sólo hacían aumentar las risas. Fue vergonzoso. Justo unos días antes había estado leyendo en el blog de Inmita un reportaje sobre los nuevos Jokin, y no podía quitármelo de la cabeza.
Desde ese día, hemos tachado al primo de nuestras cabezas. Ahora miramos a Pozo sin Fondo de otra manera, casi amigable. Aunque, realmente, lo que sentimos es lástima.

22.4.06

UNA SONRISA: DEPORTIVIDAD

Hace pocos días leía en un libro de Bioética que al ser humano lo define la dignidad.
Está claro que el filósofo que escribía esas líneas no había estado nunca en una peluquería.
Viernes, 16 horas, cinco horas para mi fin de carrera. Negros nubarrones amenazaban tormenta, y el viento, para no variar, seguía soplando. Las tres peluqueras, ocupadas en respectivas señoras, me piden que espere y, en repetidas ocasiones me animan a que lea algo. Yo ya he echado un vistazo por encima al revistero (Hola, Semana, Pronto...) y niego con mi mejor sonrisa, aunque ellas no parecen comprender. Me dan ganas de sacar mi libro de Bioética del bolso, a ver qué más cuenta el hombrecillo sobre la dignidad humana, pero me contengo. A fin de cuentas, necesitaba ese peinado.
No es hasta que me han lavado la cabeza y me siento en el sillón, viendo la peluquería reflejada en el espejo, cuando me doy cuenta de dónde me he metido.
Y entonces siento miedo. Mucho miedo.
A mi lado, una señora enrulada y con los dedos llenos de anillos pasaba frenéticamente las hojas de una revista, mientras que su lengua ponía verde a todo lo que se le ponía por delante. Cada comentario iba acompañado de una mirada, ante la cual yo sólo sonreía. Como una idiota, pero prefería no cruzarme en su camino.
Desde el lavacabezas, la Bruja Avería me miraba. Había entrado con la apariencia de una anciana normal, pero, una vez soltado el moño, la realidad era muy distinta. Cuatro pelos salían de su cabeza, por lo demás calva como una bola de billar, pelos que le llegaban hasta la cintura. Tenía un aspecto tétrico, ahí sentada, quieta, mirándome. Un escalofrío me había recorrido la columna.
Marujita Díaz o Baby Jane, para el que le guste el cine clásico, esperaba su turno sentada en una de las butacas de la entrada. Parecía un muñeco de José Luis Moreno: pómulos y barbilla marcados, ojos saltones y un pintado propio de un expresionista. El muñeco diabólico había cobrado vida...
Pero el mayor susto estaba por llegar. Detrás mío, en uno de los secadores de pie, había una señora. O, mejor dicho, lo que debía quedar de ella después de que Tutankamon decidiera irse a ver qué había Nilo abajo. Aquel esqueleto entre la vida y la muerte estaba con los ojos cerrados y la cabeza ladeada. Recé con todas mis fuerzas para no tener que hacer un masaje cardiaco de urgencia.
Visto lo visto, comprendo por qué a partir de cierta edad las señoras van una vez por semana a la peluquería. Todo un universo paralelo se desarrolla detrás de esos cristales de aspecto inofensivo... Quién lo diría.
(Y para la próxima semana, contestaremos a la pregunta: ¿Por qué a partir de los 65 hay que cortarse el pelo, hacerse la permanente, y teñirse de naranja?)

19.4.06

CIUDADES NO DESCANSAN, SIEMPRE VIGILAN

La ciudad es un lugar peligroso.

Yo no era consciente de ello y era feliz. Ahora se que tendré que andar con pies de plomo.

Esta mañana he salido confiada de casa: hacía menos frío y el sol brillaba (y por supuesto, el cierzo soplaba) Era un día de esos de anuncio de compresas, todo bonito, alegre. La vida sonreía.
Pronto me he dado cuenta de que la realidad era mucho, mucho más oscura.
Mis pasos me han llevado a la policía, a renovarme el DNI y el pasaporte. Ahí me he llevado el primer chasco del día: ¿¿24 euros?? Que yo sepa ambos documentos son obligatorios. Y para colmo no he podido repetir foto en uno porque tenía más de seis meses. Como he cambiado tanto...
Dispuesta a seguir siendo atracada, he decidido ir a la tienda Amena, que ya me estaba haciendo amiga de la mujer que me indica que no tengo saldo (la echaré de menos unos días pero se que volverá) Así que he abierto la puerta verde y me he acercado al mostrador. Con gesto cansado la dependienta ha cerrado las ventanas del messenger, ha plegado el periódico (un trabajo estresante por lo que veo) y por fin me ha prestado atención. Por poco tiempo: pronto a empezado a contarme que no había dormido en toda la noche, que su marido estaba en el hospital, que había estado toda la noche vomitando... Con lo que he acabado hablando sobre las operaciones de prótesis y casi salgo con el mismo saldo que he entrado. Es curioso lo a menudo que me cuenta la gente historietas.
En fin, ya era la hora de alemán, así que me he dirigido al Campus, mirando a la gente de otro modo. El peligro puede acecharnos en cada esquina, en cada inofensivo anciano... Estaba esperando a que el semáforo se pusiera verde pensando en todo esto cuando, de repente, un balón de fútbol ha caído sobre la calzada: ¡Bum! Aparecido de la nada, el balón se ha ido botando tranquilamente a lo largo de la calle haciendo parar a los coches.
Qué surrealista, pensaba sonriendo cuando, por fin, el semáforo se ha puesto en verde y me he dispuesto a cruzar. En ese momento, he sido atropellada: nunca veré su cara, pero sí su bolsa de lona gigante y sus bailarinas rojas.
Y creerme, después de todo esto, no hay nada peor que el que te atropelle una chica con bailarinas rojas. Nada peor...

7.4.06

LA PREGUNTA ES...


El otro día pude ver la última película de Kim Ki-Duk, El Arco. Para quien no lo conozca, que creo que serán muchos, este director surcoreano ha conseguido mantenerme pegada a la pantalla, emocionada, totalmente superada, desde que lo descubrí en la película de interminable título: Primavera, verano, otoño, invierno... Y primavera, hace ya cosa de un par de años.
Poco después de salir del cine, de nuevo chocando contra la realidad y su ruido, después del silencio de sus películas, pude leer una entrevista suya. Debo decir que muchas cosas me sorprendieron: esta foto sobre todo. ¿Por qué? Un hombre joven con gorra visera no es lo que esperaba encontrar, la verdad. Y sin embargo, sus palabras sí que se correspondían con sus películas. Con el director tranquilo, intimista, que esperaba encontrar. Con un pensamiento claro, superando las barreras occidentales de la mente.
Y bueno, como parece ser que estoy en pleno momento filosófico, de alguna forma me encuentro parecido con Kim Ki-Duk (parecido "interno" jaja, no os confundais) De alguna forma, últimamente no puedo quitarme de la cabeza la sensación de que no soy la misma, de que he cambiado... Aunque el espejo no lo refleje. Será porque estoy acabando un ciclo y a una le da por mirar atrás, comparar, ese tipo de cosas que uno hace cuando no puede mantener la mente quieta. No lo se. El caso es que algo ha sucedido. Aunque no sepa muy bien el qué...
Afortunadamente acabo ya exámenes (creí que nunca lo diría :) Y podré lanzarme a la calle en busca de nuevas aventuras que relatar. Hasta entonces, os dejo con Kim Ki-Duk, con su cine... Y a solas con la maldición del espejo, esperando que podais afrontarla: ¿Sois lo que veis, o no veis lo que sois?

29.3.06

EN OCASIONES ME LAS MANDAN POR FAX DESDE EL INFIERNO

Hoy recibí un chivatazo de uno de mis contactos. Al parecer, en un local de un popular barrio de Zaragoza se estaba vendiendo ropa de una conocida tienda de modas a muy buen precio. Lo cierto es que el comentario resultaba de lo más mafioso, y siendo que hoy era mi día de fiesta post-examen y que a mi madre le gustaba esa ropa, allí hemos encaminado nuestros pasos.
Después de un viaje en bus, que me ha recordado lo mucho que me gusta ir andando a los sitios, hemos llegado a la parada. Una vez allí, he seguido cuidadosamente las instrucciones: primera calle a la derecha, segunda a la izda torciendo a la altura de un cajero en obras, avanzar unos metros, llegar hasta una farmacia y torcer un poco antes. Sí, ahí estaba, la verja de hierro rojo que me habían indicado. Hemos dudado: ¿podríamos entrar así como así, o haría falta santo y seña? Tres señoras que rebuscaban en unas bolsas llenas de ropa a pocos pasos de distancia me han hecho decidirme, y nos hemos lanzado en dirección a la puerta.
Al abrir, otro mundo: una gran nave llena de ropa hasta los topes, y señoras revoloteando entre montones de camisetas. Extraño. Pero que muy extraño. Hemos conseguido vencer la sorpresa y nos hemos puesto también a mirar ropa, aunque yo no me podía quitar la sensación de estar en uno de esos casinos en plena ley seca, donde en cualquier momento podía haber una redada.
¿Curiosidades? El probador era una especie de baño sin puerta donde se agolpaban señoras de hermosas proporciones probándose bermudas de flores (porque no las ha descubierto el ejército, porque eso para ir de camuflaje no tiene precio) Otras no esperaban a tener sitio y se probaban las cosas en medio, tirando de la faja que no daba más de sí. ¿La razón a este descoque? Estaba PROHIBIDA la entrada a los hombres. Si fuese al revés saldría mañana en todos los periódicos, resulta vergonzoso. Un señor ha ido a entrar acompañando a su mujer, y ha sido despachado con un grito: "¡Hombres no!" Flipante.
Por lo demás, escenas típicas llevadas a la enésima potencia: ojos clavándose en mi madre viendo lo bien que le quedaba la ropa, acechando por si la soltaba (es que mi madre... Tiene todo el estilo que le faltaba al resto de la tienda) y un auténtico ataque contra la integridad de la vendedora cuando ha sacado una nueva caja de ropa. Un zafarrancho como no lo había visto nunca, del cual, cuando la vendedora ha conseguido salir, ha gritado: "¡Mátense, mátense tranquilas!" Casi me muero de la risa ahí mismo.
En fin, un viaje al lado oscuro de las compras. Ni Canal Street en Chinatown ni leches: monta un local clandestino, vende ropa buena de la temporada pasada a buen precio, prohíbe la entrada a hombres y mete a cincuenta señoras. Espectáculo garantizado.

24.3.06

USTED SE MUERE, HOMBRE, ¡QUE PASE EL SIGUIENTE!

Esta semana tuve el "privilegio" de adentrarme en los bajos fondos de la Sanidad Pública. Y lo hice hasta dos veces. Fue un viaje largo, de hecho siete u ocho paradas del autobús número 22 y después un breve paseo hasta llegar al Centro de Especialidades Inocencio Giménez, o "Indecencio" como decía mi médico, lo único con sentido que ha salido de sus labios en esta semana. Esperaba encontrar cientos de personas, colas en todas las ventanillas, paredes desconchadas y puertas que cierran mal. Todo era tal y como me lo imaginaba.
Lo que nunca hubiera podido imaginar, es que iba a descubrir un nuevo tipo de fauna urbana.
La especie en cuestión, lejos de extinguirse, va en aumento. La bautizaré como las "No-en-mi-turno" Dícese en la RAE que las "No-en-mi-turno" suelen ser señoras de edades comprendidas entre los 60 y xxx años, preferiblemente bajitas y "fuertes" que esperan a su próxima presa acechando en la sala de espera de las consultas médicas. Son sujetos que, pese a su aparente bondad e indefensión, harían cualquier cosa por evitar que alguien entre en la consulta por delante de ellos. Cualquier cosa.
Para que os quede claro, os explicaré mis encuentros, en dos ocasiones (uno cada día) con la siguiente especie:
DÍA 1: Busco a un traumatólogo llamado Palanca (y no es broma) Finalmente mi compañera de prácticas y yo misma localizamos su consulta, y como está la puerta cerrada decidimos esperar a que salga el paciente en cuestión para entrar. La puerta se abre, y nosotras nos dirigimos con paso firme y seguro entre los asientos de la sala de espera. Cientos de ojos se clavan en nosotras. Y de repente, escucho un sonido cada vez más cercano, insistente y repetido: "Chssss, Chssss"
¿Un camarero? ¿Un gato? El sonido se acerca y cuando mi compañera ya ha entrado en la consulta, y yo estoy a punto de hacerlo, alguien me agarra del brazo a la vez que escucho el "Chsss" en mi oreja: me vuelvo y encuentro ante mí a un auténtico ejemplar de "No-en-mi-turno" que me dice: "¡¡Que me toca a mí!!"
"Señora,- le respondo yo poniendo cara de Dr.House- soy de prácticas." A la vez que me zafo de su brazo y entro.
Por supuesto, no fue tan sencillo: la mujer estuvo en la consulta todo el rato que estuvimos hablando con el médico para corroborar la historia de las prácticas.
DÍA 2: Busco a un traumatólogo llamado Albareda (aquí no se puede hacer ninguna coña) Me he entrenado toda la noche para defenderme de los "No-en-mi-turno". El médico pasa consulta en la misma sala que el doctor Palanca, así que decidimos tomar posiciones: nos situamos al lado de la puerta y miramos a nuestro alrededor, de forma acechante. Justo a mi lado hay sentada una señora de aspecto beatífico, a la que sonrío y pregunto más por educación que por otra cosa, si el médico está dentro: "Sí, sí,- contesta la señora, devolviéndome la sonrisa,- pero..........." Sus palabras se pierden, no las entiendo, habla bajo y raro, así que desconecto y miro a la puerta, que en ese momento se abre.
Hago amago de entrar, pero de repente la señora de mi lado se transforma: es una metamorfosis peor que la de Kafka. Salta de su asiento y, a codazos y en una salida digna de Fernando Alonso, intenta adelantarme, mientras me golpea repetidamente las costillas. Yo lo único que quiero es librarme de ella, así que intento empujar a mi compañera para que entre de una vez, pero ella también está luchando: otra "No-en-mi-turno", la que salía, se encuentra bloqueándole la puerta, mientras le grita: "¡¡No os toca a vosotras!!"
En fin, todo muy patético. Cuando dos segundos después, ya con la bata y mirando las radiografías, entró en la consulta la "No-en-mi-turno" disfrazada de agradable abuelilla, y quejándose de que no podía andar, no pudo evitar mirarme y, compungida, decir: "Casi no te dejo entrar"
"No señora, y para lo que le duele la rodilla, lo de sprintar se le da muy bien"
Qué le voy a hacer. Otro día tendré que llevarme puesta la bata desde casa...

17.3.06

DISIMULAD LOS SORPRENDIDOS

Es lamentable reconocerlo, pero es así: no soporto a la gente.

¿Cómo he llegado a tal conclusión? Bueno, digamos que mis numerosos ataques de sociopatía a lo largo del día me han hecho darme cuenta de ello.
Normalmente siempre es igual: estoy tranquilamente y, de repente, alguien hace algo que me saca de mis casillas. Y lo peor de todo, ese alguien ni siquiera se da cuenta de que ha hecho algo molesto. ¿Y entonces? Entonces me acuerdo de Kill Bill.
La razón es muy simple: una mujer con mala leche y katana. Yo soy igual que Uma Thurman (bueno, ya me gustaría) pero sin katana. Creo que no hay nadie que pueda hacer más aprecio al personaje de Tarantino. Quién pudiera enfundarse un mono amarillo, soltar chispas por esos ojos azules y atacar a diestro y siniestro katana en mano. Jaja, qué sanguinario. Es la forma ideal para esbozar una sonrisa en motivos de máxima tensión.
Y cuando la furia es contra recintos/lugares, siempre puedes recordar a Ralph, el personaje de los Simpsom "El duendecillo me dice que queme cosas"
En fin, todos aquellos que habeis tenido un ataque de sociopatía alguna vez me entendereis. No hace falta que sea una situación especial: puede ser algún listillo que le pida como por demás a la camarera desde detrás de la barra cuando tú llevas un cuarto de hora esperando ("cuando puedas, ponme un café") alguien que decide que si todos están callados en la biblioteca será para que a él/ella se le oiga mejor mientras hace ruidos inútiles, los que siguen sin apagar el móvil en el cine y encima contestan ("oye, llámame luego que estoy en el cine") a los que, también en el cine, no pueden dejar de hacer comentarios de todo (aunque normalmente son ellos los que no pillan nada) los que no devuelven los libros a tiempo, las abuelas que andan encadenadas de cuatro en cuatro por las aceras de un metro de ancho a dos kilómetros hora, los que van con paraguas cuando llueve pegados a las fachadas y te hacen apartarte y ponerte empapado cuando tú vas sin nada, bajo amenaza de sacarte un ojo...
Ay, quién fuera Mamba Negra con un mono amarillo y una katana...

12.3.06

ESTÁ POR LA ESCUADRA

Últimamente, cuando voy al fútbol, me siento incómoda.

Estoy planteándome no abonarme el año que viene, pero se que a última hora me convencerán, me dará pena perderme los éxitos del Zaragoza (que se supone que tendrán que llegar, tarde o temprano) y me quedaré en la Romareda un año más. Y más ahora, que van a renovarnos el estadio y me han dicho que hasta tendrá calefacción :)
Pero ese no es el tema. El tema es la gente en el fútbol. ¿Por qué la gente se comporta en el fútbol como nunca lo haría en su casa, su trabajo...? Por favor, si alguno conoceis la respuesta, decírmela. Me parece "normal" gritar en un momento determinado, pero no pasarte los 90 minutos del partido insultando. Pero no es sólo eso: es la mala educación, los modos, todo. Seguramente si me sentara en el palco con mi amigo Solans otro gallo cantaría. Pero en el fondo es lo que hay.
Estuve dos años en una peña. No más, literalmente huí de ahí (no me gusta que me digan lo que tengo que hacer) En ese año, aprendí bastante psicología de masas, y cada partido me sorprendía dándome cuenta de que todo era verdad. Sobre todo esa máxima que le gusta tanto a Ardaleth y que dice algo así como: "La inteligencia de la masa es mucho menor a la suma de las inteligencias de sus miembros por separado"
Y yo, que sólo voy a ver al Zaragoza... ¿Qué pinto allí?

11.3.06

INDISCUTIBLE

Ayer vi Crash.
Que conste que no fui por el Oscar que le acaban de dar: quería verla desde hacía mucho, y hasta ayer no se presentó el momento adecuado.
La verdad es que con películas así da gusto, ni siquiera te importa pagar el precio de la entrada :) Desde el primer fotograma, desde las letras de créditos del comienzo, te das cuenta de que tienes delante de ti un peliculón con todas las letras. Sí, estoy impresionada, no lo puedo negar. Con Crash ríes, te emocionas, permaneces atento a cada uno de los detalles, de las palabras, sobrecogido ante todos los personajes que se deslizan por delante de tus ojos. La ciudad y el conflicto racial en toda su crudeza, sin moralizar, y sin embargo aprendiendo de cada personaje, bebiendo de ellos.
Por fin, cine en estado puro.
Lo cual a la que aquí escribe le produce una gran ilusión: a fin de cuentas, el cine es una fábrica de sueños. O, como creía Buñuel, el cine es la plasmación del sueño, su representación por medio del arte, un sueño colectivo. Merece la pena sentarte en la butaca, que se apaguen las luces, y soñar durante un par de horas con los personajes de Crash.
(Y vamos, le llegan a dar el Oscar a Brokeback y después veo Crash... Y me corto las venas)

10.3.06

CRÉETELO

Buscando en blogger acabo de encontrar a una chica que se llama igual que yo, tiene mis mismos años, y la estructura del blog es la misma (la de la gente que no tenemos ni tiempo ni habilidad con la informática)
¿Diferencias? Vive en Chile y tiene una niña de dos años monísima.
¡¡¡Podría ser mamá!!!
En fin, qué cosas más curiosas...

8.3.06

HOY AMANECE, QUE NO ES POCO


El sábado cumplí 24 añitos.

Qué barbaridad.

Lo cierto es que creo que fue uno de mis mejores cumpleaños: la gente se acordó, nadie falló a la invitación... Y tuve mucho papel de envolver con el que entretenerme :) No se qué haría sin mis amigos. Me ha costado mucho esfuerzo encontrarlos, y lo cierto es que tenerlos es impagable.
Por lo demás, muy poco que contar. El paréntesis del cumpleaños creo que me va a salir caro (pasado mañana tengo examen de urología y creo que acabaré yendo de tour turístico al examen, porque no puedo aspirar a mucho más) El viento sopló con fuerza en Zaragoza, hasta el punto de cargarse la 5 marzada, y casi también al Concejal de Cultura. Y bueno, vi mi primera (y supongo que última) autopsia. A mí no me importaría explicarla, pero se me olvida que la gente es sensible, así que si a alguno le interesa, que no dude en preguntarme.
¡Ah! Y volví al cine, de preestreno gratis (me encanta) Esta vez fue Syriana, la película que le ha dado un Oscar a George Clooney, que es el mejor de la película. Poco tengo que decir, considerando que no me gustan ese tipo de películas, pero lo cierto es que no estuvo mal. Mucho personaje, mucha trama... Pero poco profundizar en los temas, una pena, sobre todo cuando toca alguno bastante interesante. Y en cuanto al Oscar a mejor actor secundario... Creo que Hollywood ha entrado en la dinámica de dar premio a todos los guapos que se afean para un papel. Y yo me pregunto: ¿No tendría más mérito ser feo y salir guapo? (Véase Penélope Cruz, por ejemplo)
(Me encantan las fotos de nubes, ya se que me repito, pero no lo puedo evitar. Lo que nunca entenderé es por qué siempre los mejores cielos se ven desde las carreteras... Jeje, pero esa vez, por fin, llevaba la cámara a mano, aunque fuese la digital)

1.3.06

LAS DEMÁS COSAS ESTÁN DE MÁS


El otro día, tras mucho darle vueltas, llegué a una conclusión: sea como fuere, me había quedado sólo con una neurona.
Se que debería cambiar lo de "Mi perfil" pero bueno, ya me he encariñado, así que lo dejaremos aunque no sea verídico (de todas formas, como dice la cita: "todo el mundo miente, pero no importa, porque nadie escucha")
¿Cómo llegué a tal conclusión? Bueno, no fue fácil teniendo sólo una neurona, de hecho me costó bastante. Que había perdido materia gris estaba claro, CLARÍSIMO, de hecho. Pero bueno, algo debía quedar en mi cocoloco, más que nada por eso de mantener las funciones vitales... Etc, etc. Así que, de ese modo, me percaté de la realidad: había perdido a mis neuronas, se habían cansado de mí y se habían ido de jolgorio (pero uno mejor que el que me dieron a mí por acabar la carrera) Sin embargo, una neurona se había quedado conmigo. La llamaré "Pinza" (Pincita para los amigos)
Como podeis entender, trato a Pincita con mucho cariño y mimo para que no se vaya con las demás y me deje en estado vegetal. La verdad es que hago trabajar a la pobre sin conocimiento, para compensar lo que deberían haber hecho entre todas, y Pincita hace lo que puede. Se porta bien.
Así que desde aquí os animo a todos los que aún teneis neuronas intactas, a que las trateis con cariño y amor, no decidan huír.
Espero que las mías regresen algún día... De momento, sólo puedo recordar a Lisa Simpson escribiendo en su diario: "Querido cerebro: falta poco para que nos separemos..." Ay, yo ni siquiera pude despedirme. ..

28.2.06

TORMENTA


He vuelto.

Aún sigo aquí, aunque un montón de circunstancias adversas (gastroenteritis, gripazos, prácticas obligatorias y exámenes puestos a traición) amenazaban con destruírme. Pero una es como el Ave Fénix: renaciendo de las cenizas.
¿Novedades? Muy pocas. TODO REVUELTO. ¿Será el cierzo, que nos afecta a todos? Zaragoza es una ciudad dura y se me empieza a quedar pequeña, pero no me imagino en otro sitio. Necesito salir de vez en cuando... Pero para volver siempre.
Uno se acostumbra a todo.
(Menudo post de regreso. El proceso de reconstrucción (no de deconstrucción) ha sido algo incompleto...)
Y me encanta Saura... Cómo me recuerda a veces a Goya.

17.2.06

INCREÍBLE PERO CIERTO

Después de preparar el examen de traumatología (que tengo dentro de unas horas, por cierto) con mi compañera Carmen en la biblioteca, me he dado cuenta de varias cosas...
1. Estudio desganada: no me planteo nada, podría poner que las vacas vuelan y yo me lo aprendería tranquilamente.
2. La gente se ralla mucho (o yo muy poco) "¿Este ligamento por dónde va?" Pues lo más probable es que yo ni siquiera tenga subrayada esa línea, con lo que es la primera noticia que tengo del ligamento en cuestión (como para plantearme algo sobre su existencia)
3. No estoy donde debo estar: lo digo porque muchas veces me preguntan sobre algo en concreto y a mí no me suena de nada... Hasta que me doy cuenta de que lo acabo de leer, o se supone que lo he estudiado cuatro veces. Sin duda no está bien pero... La de cosas que puede pensar una mientras estudia :)
4. Soy muy tranquila. Cuando ayer a las 6 de la tarde dije que no estudiaba más, intentaron llevarme al Lado Oscuro: "Pues sí que vas sobrada ¿No?" "¿Por qué no intentas aprenderte algo más?" "Seguro que otro repaso..." Pues mira, no voy sobrada (simplemente me canso, no hay que buscar razones más profundas) si intento aprender algo más me voy a poner mala, y otro repaso... Venga, mejor otro día.
En fin, estoy rodeada de desequilibrados (dicho con cariño...) Y yo tengo otro tipo de desequilibrio, único y genuíno. Qué bien, sigo siendo original en un mundo de copias.

15.2.06

DIGO LO QUE PIENSO Y CARGARÉ CON LA CULPA

Tiendo a pensar mal de la gente, es cierto. No siempre: la verdad es que cuando conozco a una persona soy bastante objetiva y doy a las personas su oportunidad. No voy con las uñas preparadas, sino todo lo contrario.
La cuestión es que suelo acertar con la gente, no se si por intuición, sexto sentido o, simplemente y como yo pienso, porque me fijo. Me fijo en los detalles, en las pequeñas cosas, y con eso ya no hace falta pensar mucho. Es difícil que alguien te sorprenda de esa manera.
Sin embargo, cuando acierto... Me duele. No se, en el fondo siempre espero equivocarme. Recuerdo el: "piensa mal y acertarás" y me entristece darme cuenta de que tiene razón. Que en la vida casi siempre tenemos que pensar mal...
¿Un post negativo? Puede ser. Pero es que me molesta la gente que sólo miran por ellos. La gente que son egoístas y que usan trucos sucios para adueñarse de los méritos de los demás. Las personas que van de buenas cuando sólo esperan el momento oportuno para darte la puñalada. Los que se llenan de honores a costa de otros. Los que no van de cara.
Por supuesto, este post está dedicado... Y si alguno de los que lo leeis os sentís aludidos, mal rollo. ;)

14.2.06

SIN NOVEDAD

Sí, aún sigo viva... E increíblemente tranquila, la verdad. Una gana aguante con los años.

Cuando pasas 10 horas diarias en una biblioteca estudiando no tienes mucho que contar. Podría hablaros de mis ataques de sociopatía pero lo cierto es que en esta biblioteca poca gente me saca de mis casillas, increíble pero cierto. Detesto a la gente ruidosa, pero aparte de todo es que tengo muy mala suerte. Siempre suele tocarme al lado el típico que tira el boli sobre la mesa 50 veces por minuto, que come caramelos sin parar (ruido de abrir papel, ruido de chuperreteo) que habla por los codos o que hace aspavientos cada vez que no le sale un problema (las calculadoras son las principales enemigas del silencio)
Y bueno, como yo no me corto un pelo me pego el rato lanzando miradas asesinas o mandando callar, pero no suele funcionar.
Pero nada, en esta biblioteca ni eso. Soy feliz :)
Otro post sin quejarme de nada... Quién lo diría.

9.2.06

DERROTÉ A GOLIAT: SOY DAVID CON MENTALIDAD

Dicen que cuando el sabio señala la luna con el dedo, el necio se queda mirando al dedo.

Yo ayer, pese a todo, miré hacia donde apuntaba el dedo...

Y vi sobre mi cabeza el marcador de la Romareda. Marcaba un 6-1

Y entonces me di cuenta: había muerto y estaba en el cielo.


:)

7.2.06

ANTES DE LAS DOCE ESCAPAN CENICIENTAS

Cuando tenía 10 u 11 años nos llevaron de visita a la fábrica de aguas de la Ribagorza. Yo entonces vivía en Graus, y recuerdo que fuimos hasta la fábrica andando todos por el arcén, tres o cuatro kilómetros, cantando y haciendo bromas. La visita resultó un poco aburrida, pero cuando nos marchábamos, el que nos enseñaba la fábrica había señalado un montón de garrafas de 5 Litros: "Si queréis, podeis llevaros una"
Tendríais que habernos visto: todos los niños cargados con bidones de 5 litros por la carretera, bajo un sol de justicia. Recuerdo que casi no lo podíamos arrastrar, y que el camino de vuelta se hizo eterno, teniéndonos que parar a cada paso para dejar el peso en el suelo, para volver a cogerlo unos segundos después. Pero no nos importaba: estábamos contentísimos de la alegría que les íbamos a dar en casa.
Por supuesto, nunca olvidaré cuando mi madre abrió la puerta y vio a su pequeña hija cargada con la garrafa de 5L de agua de la Ribagorza: "¡¿Pero cómo se te ocurre traer eso?!" "Me lo han dado. ¿Cuánto vale, 500, 600 pesetas?" "Hija, como mucho 30 pts"
Por supuesto, por la tarde en el patio del colegio todos juramos venganza al capataz de la fábrica, que nos había hecho cargar con tal peso sin decirnos lo poco que costaba.
Ayer, por el final de las clases, nos dieron a cada uno un Vademecum (el librote rojo que parece un ladrillo con todos los fármacos) Todo el mundo se iba más hueco que para qué cargando el peso del libro bajo el brazo, y yo en lo único que podía pensar era en aquel día en el que había cargado los 5L hasta mi casa en Graus.
Qué ilusos...

6.2.06

TENEMOS LA CARA DE LOS SUSPENDIDOS CON LA NOTA DE LOS APROBADOS

Estoy agotada, aunque sigo viva. Eso me recuerda a una cita: "En un hombre, mientras no tenga la cabeza cortada, no hay nada perdido" Supongo que tiene razón...
Hoy ha sido el "jolgorio" en palabras de mi profesora de toxicología. 6 años para dos dedos de champagne, pero bueno, lo importante es lo importante. De todas formas, es raro celebrar nada cuando aún tengo que volver para más de media docena de exámenes y para un par de meses de prácticas. Y más todavía si acabas de salir de un examen en el que de lo único que te quedan ganas es de lanzarte a las vías del tren. Pese a todo me he echado unas risas haciéndome fotos con mis amigas (es lo bueno de las cámaras de fotos digitales: me parecen de coña y me dedico a hacer fotos a diestro y siniestro)
Qué ganas tenía de acabar.
Por supuesto estoy convencida de que, de aquí a un tiempo, lo echaré de menos. Es algo que nunca he comprendido del cerebro humano, ni de nuestra capacidad de almacenar los recuerdos. Sistemáticamente, sientes añoranza por hechos pasados, aunque los odiaras mientras los estabas viviendo. Como mínimo, no te parecen tan malos. Creo que es una paradoja más, de esas que hay tantas, por las cuales siempre tendemos a vivir en el pasado, comparándolo con un presente que siempre es peor. En mi caso, no es algo que llegue a funcionar (suelo mirar hacia delante... Casi nunca hacia atrás) pero que me molesta enormemente cuando sucede.
Como decía el poema: "Cualquier tiempo pasado, fue mejor" (Pero no os dejeis engañar, es un espejismo: lo mejor, siempre es ahora. O, como mínimo, está por venir)

2.2.06

CANSADO YA DE SER BUENA PERSONA

Estaba hablando por el messenger y me ha venido una frase de Homer a la cabeza (ese gran pensador del siglo XXI):
"Me río porque no lo conozco de nada"
Como todas las frases de Homer, que dice aparentemente sin pensar, (bueno, realmente no las piensa) es una pequeña joya. Se me ocurren millones de ejemplos para ilustrar la frase, empezando por Humor Amarillo (reírse de cómo la gente se abre la crisma rebozándose en barro resulta bastante cruel si te paras a pensarlo) El hombre siempre ha disfrutado del voyeurismo, esa capacidad de ver las vidas de los demás desde fuera, interesado, pero ajeno e inmune al mismo tiempo. Eso sin olvidar nuestra crueldad innata: del mismo modo que tenemos la empatía, algunos más que otros, el hombre es cruel por naturaleza. (Algunos ya incurrimos a veces en el odio social sin llegar a la sociopatía, pero ese es ya otro tema)
Y si no, quien esté libre de pecado...

SIN TESTIGOS

Había escrito un post pero lo he borrado. Autocompadecerme no es mi actividad favorita, la verdad.

Aunque si no me autocompadezco... ¿Sobre qué escribo?
Realmente no estoy en mi mejor momento (exámenes, arrastrando por la calle los estragos de mi gastroenteritis...) pero: "always look on the bright side of life" Aparte de que mañana es el día que llevaba 6 largos años esperando...
MI ÚLTIMO DÍA DE CLASE
Me llevaré la cámara de fotos, así que si el ordenador se digna a cargar fotos (no suele tener ese capricho) colgaré alguna. Me descubrireis por la cara de felicidad.
Cuánto he deseado este momento...

30.1.06

SON MORALES PARA LEVANTAR CATEDRALES

Ayer fue LA NOCHE DEL CINE ESPAÑOL.

Me hace gracia todos los años ese bombo, la forma de intentar hacer un espectáculo similar a los Oscars, sobre todo cuando presentando tienes a Resines y a Concha Velasco. Poco puedo decir, porque no la vi. Nunca he sido muy aficionada al cine español, exceptuando al cine de Amenábar, y como este año no había rodado ninguna... Oí que alguien comentaba que este año iba a estar más emocionante, porque el año pasado ya se sabía quién se iba a llevar los premios. ¿Qué puedo decir? Que si todos los años el cine español consiguiera hacer un peliculón como Maradentro, se podía dar por satisfecho.
Creo que por lo general, y aunque poco a poco se va cambiando, el cine español tiene una factura propia. La forma de rodar, los guiones... E incluso el sonido. Y eso, a mi entender, lo estropea. Personalmente, cuando me decido a ver una peli española, no puedo evitar temblar. Lo siento, pero es así. Ya no me meto con esas maravillosas películas aclamadas por el público (Torrente, en la que aguanté 15 minutos. El Otro Lado de la Cama, que también quité antes de que acabara incapaz de seguir escuchando tanto gallo...) sino que hablo en general. Por ejemplo, el cine sudamericano tiene una factura propia también, muy personal, pero creo que son mucho más originales en los guiones y en los rodajes. Personalmente no me gusta mucho el cine argentino, por ejemplo, porque por lo general es tan ñoño... Pero hay buenas películas. Y no tienes que irte a las famosas.
Este año, no puedo opinar mucho sobre los Goya, porque he visto muy poco cine español (¿Por qué será?) Pero se supone que he visto la mejor, La Vida Secreta de las Palabras, de la que ya hablé en su día y, sinceramente, me pareció un ladrillo de los buenos. Hacer una película "profunda" no significa que tenga que ser un tostón.
En fin, brindemos por el cine español... Y porque Resines nos siga deleitando con su tartamudez por muchos años :s

27.1.06

ALWAYS LOOK ON THE BRIGHT SIDE OF LIFE

Some things in life are bad.They can really make you mad.
Other things just make you swear and curse.
When you're chewing on life's gristle, don't grumble, give a whistle.
And this'll help things turn out for the best...

And...always look on the bright side of life...
Always look on the light side of life...
If life seems jolly rotten, there's something you've forgotten
And that's to laugh and smile and dance and sing.
When you're feeling in the dumps, don't be silly chumps
Just purse your lips and whistle - that's the thing.

And...always look on the bright side of life...
Always look on the light side of life...
For life is quite absurd and death's the final word
You must always face the curtain with a bow.
Forget about your sin - give the audience a grin
Enjoy it - it's your last chance anyhow.

So always look on the bright side of death
Just before you draw your terminal breath
Life's a piece of shit, when you look at it
Life's a laugh and death's a joke, it's true.
You'll see it's all a show keep 'em laughing as you go
Just remember that the last laugh is on you.

And always look on the bright side of life...
Always look on the right side of life... (Come on guys, cheer up!)
Always look on the bright side of life...
Always look on the bright side of life...(Worse things happen at sea, you know.)
Always look on the bright side of life...(I mean - what have you got to lose?)
(You know, you come from nothing - you're going back to nothing.What have you lost? Nothing!)
Always look on the right side of life...
La otra noche estaba estudiando tumores cerebrales cuando, repentinamente, en mi minicadena empezó a sonar una canción. ¿Qué pasó? Que ya me veis como una tonta, moviendo la cabeza y silbando. Me encanta esa canción, esa película... La primera vez que la vi me dejó indiferente, pero pasados los meses me di cuenta de que me acordaba de sus bromas y me reía cada vez más. Así que la vi varias veces más, siempre con distinta gente (con Ardaleth de madrugada en San Lorenzo, en mi casa...) y cada vez me gusta más que la anterior.
¿Quién se resiste a La Vida de Brian? Como decía un día el crítico de cine de la Ser: "la canción que todos hemos silbado alguna vez" Que por cierto, investigando me he enterado de que la canción no estaba programada en la película. Parece ser que los Monty Python estaban rodando la escena de la crucifixión ("¿Crucifixión o libertad?") y estaban subidos a los postes, aburridos y Eric Idle se puso a silbar y a cantar esta canción. A todos (menos a él) les pareció una idea estupenda añadirla a la película, y así acaba: el final más surrealista que te puedas imaginar.
Me encantan las canciones que te suben el ánimo.

24.1.06

NUEVA YORK SÓLO FUE PRELUDIO

Me acuerdo muchas veces de Estambul.

Hay sitios que visitas y que olvidas pronto. O, como mínimo, no los recuerdas. Pero hay otros que vuelven a tu cabeza insistentemente, una y otra vez, con añoranza. Es el caso de Estambul. Y también de Nueva York.
Estambul fue especial mucho antes. Primero, porque era la ciudad soñada mucho antes de verla. La culpa la tuvo Kenizé Mourad, la autora de De Parte de la Princesa Muerta, una novela que se desarrolla en la India y Estambul, entre otros muchos sitios.
Estambul era para mí sinónimo de magia. Recuerdo cuando pude viajar allí, hace ya cinco años. Estaba aterrada en el avión, por miedo a sentirme decepcionada.
Afortunadamente no fue así. De hecho creo que es imposible decepcionarse ante Estambul.
Me quedo con una imagen: la terraza del hotel al atardecer. El cielo más naranja que he visto nunca y las cúpulas y los minaretes recortándose sobre el cielo, mientras que en la megafonía de la ciudad resonaba la voz cascada del Iman llamando a la oración de la tarde. Los barcos cruzaban el Bósforo en dirección al puerto y el silencio era total mientras el sol bajaba poco a poco. Todo detenido, irreal. Mágico como la ciudad.

Y puestos a hablar de momentos mágicos, me quedaré con otro más. Éste en el otro extremo del mundo, en New York: jueves noche, justo el día antes de volar a España de nuevo. Nubes tapando los pisos más altos de los rascacielos . Pero también silencio.

Me acerqué al puente de Brooklyn y me di cuenta de que aquel magnífico plano de Manhattan, con Diane Keaton y Woody Allen sentados en un banco casi debajo del puente, existía realmente. Ahí estaba yo, sentada en el mismo banco, mirando las luces de Manhattan, con la figura del puente sobre mi cabeza.

Había muchas otras personas en la pequeña playa bajo el puente. Personas solitarias, en silencio, cada uno encerrado en sí mismo. Todas mirábamos en la misma dirección y callábamos. Silencio en unos minutos que se hicieron eternos. Creo que el lugar del que más me ha costado irme nunca.


Como dicen al final de Los Puentes de Madison (la obra de teatro) "Disfrutad de la vida: ¡Hay tanta belleza!"